Hay quien opina que tener detalles románticos con la pareja es cursi y anticuado. Todas las opiniones son respetables, porque ya se sabe que para gustos hay colores, pero para mí no hay nada mejor que esa sonrisa de tonta que se te queda por ejemplo cuando te encuentras una pequeña nota en el bolsillo de la chaqueta, cuando te sorprenden con el desayuno en la cama, cuando te regalan aquello que hace ya mucho tiempo dijiste que te gustaba cuando lo viste paseando en un escaparate... Cualquier pequeño detalle, que no tiene por qué ser material, hace que te sientas importante para otra persona y eso es único.
Los comerciantes se apuran estos días por adornar sus tiendas con corazones y color rojo por todas partes para ver si así logran que ciertas personas se acuerden que tienen pareja y tengan un detalle, y por otro lado, no deja de ser una nueva oportunidad para que sus libros de ventas reciban un empujoncito en esta época tan dura que hace tiempo estamos pasando.
Para mí el día de San Valentín tiene que ser igual que todos los días, es decir, que no hay que esperar a una fecha determinada en el año para que dos personas se digan que se quieren. Deben hacerlo todos los días, esforzarse por construir una relación y por evitar que la rutina pueda con la ilusión y alegría de vivir en pareja.
Y como propongo pequeños detalles que demuestren lo que se siente, ¿qué os parece por ejemplo sorprender la vuestra con una postalita al lado de la taza del café del desayuno?. Os enseño varios de los modelos que he estado haciendo este fin de semana. Tienen estilos diversos, pero todos ellos van cargados de verdaderos sentimientos.
La decisión es vuestra...Y
domingo, 6 de febrero de 2011
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