Hoy me apetecía hablaros de mis puzzles. No es que tenga mucho tiempo para hacerlos, la verdad, pero si en algún momento de mi vida veo el momento oportuno, no lo dudo ni un instante. Ayudan a desconectar, por lo que son ideales cuando tienes algún problema; a relajarte, aunque seguro hay quien dice que les estresa por no encontrar entre miles de diminutas piezas aquella que necesitan... Me gusta ayudar a mi peque cuando él hace uno. Quiero que lo haga solo, pero en cuanto me pide un poco de ayuda... me emociono y casi se lo termino de armar yo, jaja.
Pero bueno, también tengo que decir que no me gusta cualquier puzzle, porque como todo en esta vida, si se puede hacer más agradable la tarea pues mejor. Por eso la mayoría de mis puzzles los he comprado por internet y me llegan desde los Estados Unidos, Inglaterra.... hasta este que os muestro, que vino desde Tailandia!!. Y es que no puedo con los que encuentras por las jugueterías españolas: esos paisajes....., esas especies de hadas......, esos pegasos..... ¡ay Dios!, meten miedo.
Este que os enseño lo hice una tarde de verano en el jardín de la casa de mis padres. Me empeñé en terminarlo ese mismo día, eran 500 pequeñas piezas, empezaba a oscurecer, mi madre llamándome para cenar.... yo erre que erre, hasta que no lo terminé no paré.
Me encanta porque es una tienda de patchwork con todos sus detalles. Cuando era pequeña me encantaba jugar con botones y decía que de mayor quería tener una mercería. Supongo que de ahí me viene ya el gusto por todo ese mundo, que confieso, cada vez me engancha más.
Esta es una imagen completa del puzzle completamente armado:
Las piezas de tela en las estanterías.... Me vuelvo loca cuando visito tiendas de patchwork, me apetecen todas aunque en un principio no sabes para qué las vas a necesitar. También los botones, tan ideales, tan únicos algunos que transforman tu labor por completo:
BSS
1 comentario:
Madre, haces que lo que parecía un simple puzzle sea otro mundo, mejórate anda..
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