¿Os acordais de esta melodía?. La tuve todo el fin de semana en la cabeza. El motivo, que mi pasillo llevaba tiempo diciéndome: "píiiiiintame" (es lo que tiene tener un peque al que le gusta demasiado jugar a cosas "poco tranquilas"), así que me fui a una tienda a buscar todo lo necesario y me puse manos a la obra. O sea, que tuve que dejar mis pequeños pinceles a un lado, para pasarme a la brocha gorda. Era la primera vez que lo hacía, y realmente, ha quedado la mar de bien. Eso sí, ayer me dolía cada centímetro de mi cuerpo y hasta me salieron dos pequeños callos en la mano derecha.
Con respecto al color de la pintura, yo siempre fui de beige muy clarito, pero esta vez me animé a darle un poco más de intensidad, para que contrastara con el blanco de las molduras y los muebles, así que me pasé a un tono que yo llamaba "café con leche", para que mi hijo entendiese cómo iban a quedar las paredes, pero cuando fui a la tienda a escoger el color, quedé asustada con los nombres que ponen a las diferentes tonalidades que venden. Había una que se llamaba "colorete", qué bueno, pero para nombres raros, el de la pintura que yo quería: "arroz salvaje", sí, sí, como suena. En mi vida pensé que ese color pudiese existir, o que el arroz se domesticase, jaja. En fin, como os digo, que afortunadamente el resultado final fue el esperado, nada de desagradables sorpresas de ver la muestra y luego caerte para atrás al verlo en la pared. Además, hace un mes o así me dio por poner unas cortinitas de cuadritos vichy beige en las puertas de la cocina y del salón, así que el conjunto quedó muy coqueto.
Os muestro un poquito de pared para que veais el color y las cortinitas, porque aunque no se distinga perfectamente el tono, os podéis hacer una idea.
martes, 30 de agosto de 2011
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