Y ya que hablo de encontrar cosas, este fin de semana por fin he conseguido las luces que tanto buscaba.
Siempre que llega la Navidad las persigo por las tiendas, pero nunca hay exactamente lo que quiero. Hay infinidad de luces a la venta, pero las que a mí me gustan son de un color amarillento y no parpadean. Me enamoré de ellas cuando las ví hace unos años en casi todas las tiendecitas y tabernas de Baqueira, además de porque aparecen habitualmente en "mi revista" (ya sabéis cuál es).
Aunque en principio están ideadas para estas fiestas, las utilizan de continuo, independientemente de qué fecha sea, porque dan un toque tan cálido, campestre, y por qué no, romántico, que es fantástico apagar las demás luces y quedarte en penumbra alumbrada sólo por las pequeñas bombillitas.
No me he resistido a sacar una foto para que veais lo que digo, pero os aseguro que en vivo es muchísimo mejor.
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